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lunes, 14 de marzo de 2011
Martinsa-Fadesa, o como resurgir de los infiernos
Mejor una vez colorado, que ciento amarillo. Ese es el espíritu que movió al actual presidente de la entidad Fernando Martin. Me ha gustado esa expresión, y ese espiritú a la hora de afrontar la gestión de una empresa. Cuando otras empresas inmobiliarias, afrontaban con sonrisas bobaliconas y mirando para otro lado la recesión, Fernando Martin, haciendo oidos sordos a los bancos y cajas que pedían por piedad contable que no se declarará en concurso de acreedores, se lió la manta a la cabeza, y puso orden entre su casa. Suspensión de pagos. Concurso de acreedores. Y venga, a normalizar la situación, si se puede. Y se ha podido. El actual presidente de la inmobiliaria debe estar saboreando un buen wisky y una sonrisa en su rostro. Parece irónico que declararse en suspensión de pagos sea una buena solución, pero hay veces que si es la mejor solución.
Si otras inmobiliarias hubiesen hecho eso a su debido tiempo, algunas se habrían recuperado de la quiebra, resurgiendo como el ave Fénix de sus cenizas.
La primera y mayor de las situaciones de concurso de acreedores de España, al final, ha salido bien. El concurso de acreedores, voluntario, ha sido como un coitus interruptus, tan necesario para retomar fuerzas, como "voluntario".
Podría haber hecho como otros, autoengañarse que la situación no es tan mala. Pero se tuvo los cojones, que hacen falta, para declararse en suspensión de pagos en este país; y tras unos años, se salió de la suspensión de pagos. !Aleluya¡. ¿Quién diría que esto fuese posible?.
Ahora, con fuerzas renovadas, y ganas de esclarecer el pasado aun no tan lejano, se dispone a emprender acciones legales contra el anterior consejo de administración, presidido por Manuel Jove, un hueso duro de roer...
En fin, esperemos que esta empresa, haya hecho ver a muchos empresarios españoles, que el concurso de acreedores puede ser una útil herramienta cuando hay que dar el toque de queda en la propia casa, situación que requieren muchas empresas a lo largo de su vida, para ordenar y poner firmes las filas. Sin embargo, aquí en España, siempre se verá como signo de mala gestión empresarial, aunque no siempre lo es.
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